martes, 18 de septiembre de 2007

En cartelera: Naturaleza muerta



Entre unas cosas y otras hacía ya tiempo que no me acercaba al cine y ahora que ya andamos medio libres he decidido que era hora del 'comeback'. Y para ello y dadas las circunstancias qué mejor que hacerlo con Naturaleza muerta, la ganadora del León de Oro de Venecia del año pasado -en realidad la idea era hacerlo con Death proof, pero el lunes es el día de descuento de los Alphaville y hay que aprovechar :-P -.


Lo primero que tengo que decir es que la película me ha sorprendido muy gratamente. No me esperaba que la experiencia fuera como ha sido aunque, de hecho, sería más exacto decir que con lo minimalista de la propuesta no me esperaba nada de nada. El punto de partida argumental es tan simple que dice bien poco sobre el calado de la película: un tipo llega en barco a la ciudad de Fengjie buscando a una chica de la que no sabe nada desde hace 16 años y de la que sólo tiene su última dirección. Para su sorpresa, lo que era su casa ha quedado sumergida bajo el nivel del río Yangtsé, crecido tras la construción de la presa de las Tres Gargantas. Poco tiempo después llegará al pueblo otra mujer en busca también de un persona de su pasado.


Para empezar a hablar de la película es importante situar a Zhang Ke en el panorama del cine chino. Tras el aumento de la censura en el gigante oriental que sólo admite las películas fastuosas y fundamentalmente inocuas de aquellos directores a los que se dio en llamar "de la 5ª Generación" como Zhang Yimou o Chen Kaige, ha surgido en los últimos tiempos una nueva "6ª Generación" que está más emparentada con el neorrealismo y con el 'cinéma vérité' que con su pariente rico de concubinas y emperadores. En ese grupo se podría incluir a Zhang Yang (La ducha), a Xiaoshuai Wang (La bicicleta de Pekín) y, claro está, al propio Zhang Ke, que ya alcanzó cierto reconocimiento con Platform y con Unknown pleasures.


Estructurada en una serie de cuadros cuya transición viene definida por elementos de esa naturaleza muerta que le da título, la película es una heredera bastante obvia de un tipo de cine contemplativo y semidocumental más propio de otras épocas que, de un tiempo a esta parte, gente como el turco Nuri Bilge Ceylan o el ruso Andrei Zvyagintsev andan recuperando y paseando por los festivales. Si Naturaleza muerta tiene un referente inmediato ese sería aquel Antonioni de Desierto rojo, preocupado por mostrar casi sin palabras cómo un entorno decadente y contaminado era reflejo del tambaleo de unos valores morales y una educación sentimental en el mismo estado de decadencia. En este caso, ese aspecto viene reflejado en la contundente metáfora del río borrando las huellas del pasado mientras los protagonistas luchan por reconciliarse con él y así llegar a conocer al menos su situación en la vida -"nada puede borrar lo que somos" dice uno de esos filósofos incidentales que suelen poblar estas cintas-. Demostrando la enorme influencia que unos nombres aparentemente menores han tenido en el mundo del cine también se reconoce en el trabajo de Zhang Ke ese extraño y violento absurdo existencial del cine de Shohei Imamura y Takeshi Kitano. No obstante, la productora de Kitano consta en los créditos de la película por lo que se entienden perfectamente esas entrañables concesiones a la comedia y al realismo mágico que hace en los momentos más inesperados, rompiendo el ritmo pausado de la película a base de 'gags' visuales -y sonoros, bendecidos por el 'karaoke'- muy propios del cine oriental.


Pero si hay una película y un estilo narrativo con los que tenga unos paralelismos sorprendentes es sin duda con el cine de José Luis Guerín, oportunamente de actualidad por su paso por Venecia -es más, sería perfectamente posible titular esta película como En (re)construcción-. Aunque el trabajo de dirección es simplemente prodigioso, en ningún momento la cámara deja de ser un mero testigo mudo de esta aparente monotonía del suceder del tiempo que, como el río, esconde viejos fantasmas y secretos turbulentos. Cada personaje de este mundo soterrado a la fuerza y en demolición continua esconde pequeñas tragedias humanas que se van entrecruzando a lo largo de la historia como encaje de bolillos, todos con sus búsquedas sin final a la vista. De un amor, de un amigo o, sencillamente, de un futuro. Tareas más arduas de lo que podría parecer y que el absurdo del destino y el tiempo complican aún más.


Del reparto poco hay que decir. Como es habitual en estos géneros, está básicamente compuesto por amigos, familiares y gente que aparece en todas las películas del director que le dan a la historia la naturalidad que un proyecto tan arriesgado requiere. Sí que cabría destacar siguiendo la línea de sus compatriotas el gran trabajo de banda sonora y de fotografía al que, en el caso de este último, no hay duda que ayudan en gran medida la espectacularidad de los paisajes de la China interior y esos desarrollos urbanos que mezclan de la forma más surrealista la arquitectura tradicional y el racionalismo de Mao, favoreciendo situaciones tan esperpénticas como que haya gente viviendo dentro de puentes.


Naturaleza muerta es, en definitiva, una de esas películas que se merecen para ellas un festival en el que ser proyectadas y que justifica la existencia de estos fenómenos tan aparentemente innecesarios.

3 comentarios:

Champy dijo...

Que foto tan maravillosa... por aca no hemos tenido la oportunidad de verla por ningun sitio, pero haré todo lo posible por conseguirla.

Adoro China.

Andunemir dijo...

Tiene unas imágenes bonitas, sí.

Da un poco de rabia que de un tiempo a esta parte sólo lleguen las pelis imperiales de Yimou, Kaige y demás y que las historias más pequeñas tengan una distribución tan escasa -incluyendo las del propio Yimou, que todavía tiene sin distribuir la película que rodó antes de La maldición de la flor dorada-.

Champy dijo...

Asi es mi estimado, pero yo doy gracias que al menos esto me llegue, aunque debo aceptar que la propuesta en DVD es mas amplia (y cara) ya puedo afirmar que nos llega cine asiatico.