En cartelera: Eastern promises
Después de dar tanto la murga con Cronenberg, por fin fui a ver Eastern promises y tengo que decir que me gustó bastante pero con muchas objeciones.
Es difícil hablar de la película porque, como es habitual en el cine de Cronenberg, la relación causa-efecto es permanente en su narrativa. Ni lo posterior se entiende sin lo anterior, ni lo anterior sin lo posterior. Con lo cual volvemos a que el canadiense es carne de retrospectiva y para hablar de su trabajos es casi mejor hacerlo 'a posteriori' con el conocimiento del interlocutor en plan "¡Qué grande es el Cine!" e, incluso, con un análisis comparado con el resto de su filmografía. Pero, al igual que en su anterior Una historia de violencia y en casi todas sus películas, la premisa de partida es bien sencilla. Una enfermera (Naomi Watts) atiende a una adolescente embarazada que muere durante el parto, quedándose al cuidado de la niña recién nacida y de un diario escrito en ruso que intenta que le sea traducido para encontrar a la posible familia del bebé. Siendo de origen ruso, además de a su familia, enseguida recurre a un miembro destacable de la comunidad (Armin Mueller-Stahl), dueño de un restaurante cuya tarjeta encuentra en el diario, para que le ayude con la traducción, chocando en el camino con los responsables de manejar sus no tan limpios asuntos, su hijo (Vincent Cassel) y su “chófer” (Viggo Mortensen).
La historia es un nuevo análisis de esa geografía del ser humano que compendia su obra. Al igual que en sus anteriores trabajos, Una historia de violencia y Spider, el entorno físico de los personajes aparece retratado al detalle en un Londres sórdido de callejones y alcantarillas, pero lo que realmente le interesa a Cronenberg es utilizar ese paisaje como reflejo de la turbidez moral y de los submundos que coexisten tanto en una gran ciudad como en una misma persona. La sociedad, que parece jerarquizada en un mundo de "buenos" y "malos", de personas "normales" como dice el personaje de Mortensen y de "los otros", en el fondo es una ficción como quedará bien de manifiesto en el final de la película. Lo curioso es que, más allá de eso y dentro de todo el esteticismo del mundo Cronenberg, la película es un cuento clásico al estilo de Dickens en el que sus personajes, como si del Génesis se tratara, intentan separar la luz de la sombra -ya cada uno decidirá de qué lado se queda, si es que puede elegir- y cumplir con la justicia poética merecida. En ese sentido, el guión está lleno de quiebros y sorpresas que no conviene desvelar para no acabar con el factor sorpresa.
Los personajes, por tanto, se convierten en pieza clave para sustentar la narración en la medida en que, en una metáfora muy Cronenberg, la película está dentro de ellos. Un director bastante acostumbrado a repartos de perfiles comunes pero de composición muy dispar, parece haber encontrado su musa en Viggo Mortensen y es, de hecho, de lo mejor de la película. Lejos queda aquel Aragorn de El Señor de los Anillos al que le van eclipsando estos personajes ambiguos, de oscuro pasado y sombría conciencia, aquel Tom Stall de Una historia de violencia huyendo de una realidad que le persigue y este Nikolai asumiendo el papel de peón en un intrincado juego de jerarquías y fidelidades que se irá descubriendo cada vez más complejo de lo que parecía. Y si el personaje de Mortensen está aparentemente abajo, el de Mueller-Stahl está arriba. Semyon es el taimado patriarca que hace que todo gire a su voluntad y que hará cualquier cosa por lograrlo. De esos personajes que al actor alemán le van como un guante, con ese aspecto de anciano agradable, pero con unos ojos verdes tan acogedores como un glaciar. Si el demonio tuviera rostro no sería muy diferente. Y siguiendo la mitología miltoniana no hace falta decir quién es el ángel de la película, una más rubia que nunca Naomi Watts. Aunque el de Mortensen acabará siendo indudablemente el personaje protagónico, es el de la británica, menos aspirante a portadas y titulares de lo habitual, el que conduce el hilo argumental con sus pesquisas y su afán por encontrarle un hogar a la pequeña. Cabría destacar en un curioso guiño de la película la presencia de Jerzy Skolimowski, vieja gloria del cine polaco y compañero de quinta de Polanski, en realidad mucho más alabado en su momento que el director de La semilla del diablo, del que se llega a decir en la película "es de la vieja escuela". Pequeño homenaje a un director y guionista que también gustaba de analizar las tripas del ser humano.
Detrás de las cámaras, Cronenberg vuelve a demostrar su habilidad para manejar las historias como si de barro se tratara, hacer que tomen forma de tal manera que parezcan rodadas en orden cronológico y llegar a obtener un producto que sea tan suyo y, a la vez, tan diferente de otros trabajos -a destacar la apertura de la película y la enorme secuencia de los baños turcos-. Una nominación a mejor director en los Oscars sería mucho aspirar, sobre todo teniendo en cuenta que ya se quedó fuera con Una historia de violencia -todo hay que decirlo, aquel año no fue este-, pero no es descartable a día de hoy. Tampoco se queda atrás el espectacular trabajo de fotografía de su habitual Peter Suschitzky, que se diera a conocer con el Rocky Horror Picture Show y que crea una estética siniestra muy de Edward Hopper como hiciera Conrad L. Hall en aquella gran Road to Perdition. También cabe destacar el trabajo de Howard Shore con la banda sonora -otro marcado por el éxito de El Señor de los Anillos-, que evoluciona con la película y define el tono de inquietud y amenaza omnipresente en la pantalla.
Sin embargo, Eastern promises tiene dos problemas muy graves que, en numerosas ocasiones están a punto de hundir toda la película como ente cinematográfico. El primero es la insufrible voz 'en off' de la madre fallecida del bebé, 'MacGuffin' del relato, que desde el momento de su muerte debería haberse convertido en un personaje elíptico y no en uno con más líneas de diálogo-monólogo que algunos de los protagonistas “físicos”. Es muy difícil apreciar una buena historia cuando la mitad de los interludios están protagonizados por una voz llorosa de muy prefabricado acento ruso -desconozco la entonación de la comunidad rusa londinense pero, desde luego, los diálogos suenan a cartón en la versión original- y cuyo argumento cae en las obviedades maniqueas que también lastraban aquella Dirty pretty things de Stephen Frears de cuyo guión también era responsable Steven Knight. El otro es el personaje homoerótico de Vincent Cassel, al que le es imposible dejar de ser monocromático en un mundo lleno de tonos de gris. Está claro que el personaje de Mortensen necesita un contrapunto, un personaje amoral que rehúya la lucha y sólo sobreviva por estar en el escalafón social correcto, pero es tan terriblemente plano y Cassel tan obvio demostrándolo que sólo se salva porque en casi la totalidad de las escenas aparecen juntos.
No sé si será que, entre unas cosas y otras, el referente de la genial Una historia de violencia sigue demasiado cercano o porque realmente estos fallos tan impropios de Cronenberg me han pesado demasiado, pero la película me ha convencido bastante menos de lo que debería. Pese a todo, el sobresaliente trabajo de la mayor parte de los implicados convierte lo que sería un destrozo grave de una buena historia en una película más que notable que, seguro, acabará convertida en un referente cinematográfico de este año.
6 comentarios:
Te juro que me estuve haciendo wey...no te leia a proposito porque estuve a punto de verla este fin de semana y queria verla antes de llerte, pero se me fue la oportunidaD y ya no la ví. Y como para que llegue a mi rancho faltan 6 meses mejor ya te leí.
Cronenberg es respetado por mi. No ha logrado generarme esas ansias que genera en mucha gente, algunos titulos me han gustado bastante, otros los he alucinado..vamos, no le veo consistencia, si mucha constancia, mas no persiste su nivel en todo trabajo.
Spider genial, A man of violence apoteosica.....Creo que en esta ocasión reune atractivos intertesantes..... me da cosa leerte, por eso no queria, se que me puede decepcionar y no quiero.
Pero como tu dices, será referencia y hay ue verla.
Un abrazo.
La peli es genial, ya digo, muy del rollo de A history of violence, pero me fallan ese par de cosas y mucho. Hay gente que la ha visto y no ha sido tan crítica, pero yo soy muy exigente con las formas, sobre todo con un director tan "formal" como Cronenberg, y me chirría demasiado el tema.
Pasaba para desearte buenas noches y felices sueños.
Besos
Gracias por la visita y los deseos ;-) .
jope!!! k lluvia de información!
d donde la sacais??
Suelo consultar la IMDb para repasar el equipo, el casting y demás, pero todo el mogollón este es cosa mía :-P .
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